Las personas tímidas a menudo tenemos mucha autoexigencia y rigidez hacia nosotras mismas y somos muy perfeccionistas. En este artículo veremos porqué tenemos esta actitud, qué consecuencias negativas tiene y cómo podemos cambiar estos comportamientos.
AUTORECHAZO
La autoexigencia, el perfeccionismo y la rigidez en los tímidos responden a la creencia que hay algo malo en nosotros, que somos defectuosos, imperfectos, que no hacemos las cosas bien y que todas estas cosas nos quitan valor, nos hacen menos valiosos, menos importantes que los demás. Estas creencias nos llevan a tener algunos comportarmientos que nos perjudican mucho en nuestra vida: la sobercompensación, la lucha contra nosotros mismos, la falta de acción y la evitación.
LA SOBRECOMPENSACIÓN
La actitud de sobrecompensación se produce cuando tenemos una creencia limitante que nos duele porque provoca que nos sintamos rechazados socialmente. Para aliviar ese dolor nos esforzamos a demostrar que somos justo lo contrario a lo que creemos que somos.
Por ejemplo, en el caso de la timidez, cuando estamos en un grupo y nos sentimos inseguros, muchas veces queremos aparentar seguridad o, como mínimo, evitar que los demás se enteren que nos sentimos inseguros. Esto se refleja en una actitud rígida. Incluso podemos responder de forma vehemente o hacer afirmaciones categóricas cuando alguien interactúa con nosotros. Queremos dar la imagen falsa de personas seguras e incluso a veces los demás se lo creen al principo...
El problema es que esta situación no es sostenible. Estamos inseguros por dentro y aparentamos seguridad por fuera. Esto es agotador mental, emocional y energéticamente porque nos mantiene en una tensión constante, una lucha permanente entre lo que sentimos y lo que aparentamos.
Además, estamos continuamente en una obra de teatro interpretando un papel que no nos creemos. Eso hace que tengamos una actitud rígida, forzada, no somos coherentes con nosotros mismos. Y evidentemente, no podemos mostrarnos de forma natural, relajada, tal cual somos.
LA LUCHA CONTRA NOSOTROS MISMOS
Otra actitud muy perniciosa es la lucha contra nosotros mismos. La sobrecompensación que he comentado anteriormente es un síntoma que queremos aparentar algo que no somos porque lo que somos no nos gusta. Es tan profunda la creencia que tenemos algo incorrecto, que nos hace inferiores a los demás... que llegamos a luchar por ser diferentes con unos niveles de autoexigencia que no son sanos.
En el fondo lo que hacemos es rechazarnos a nosotros mismos. Y no hay peor actitud que no aceptarse ni quererse a uno mismo. Queremos ser alguien distinto, ser perfectos, no cometer errores, alcanzar la seguridad que lo que hacemos será aceptado y valorado por los demás. Es una autoexigencia tan grande que nos lleva al perfeccionismo.
LA PARÁLISIS Y LA FALTA DE ACCIÓN
Hacer las cosas perfectas, tener la seguridad que lo tenemos todo controlado, que las cosas ocurrirán como queremos que ocurran y que la gente reaccionará como deseamos… es literalmente imposible.
Querer tener el control de todo nos llevará a una inseguridad y al dolor que supone darnos cuenta que no podemos conseguirlo. Acabamos siendo dependientes de las cosas externas, de comprobar constantemente si somos aprobados, aceptados o, por contra, rechazados o burlados. Nos conduce al miedo a las situaciones sociales, a la parálisis y a la falta de acción.
Pensad en las personas que se encierran una hora en el cuarto de baño para arreglarse, en las personas que repasan 100 veces una presentación cuando en el fondo ya se la saben, en aquellos que no se atreven a exponer sus ideas porqué no saben como reaccionarán los demás, en las personas que renuncian a puestos de trabajo porque esto implica exponerse ante gente…
El miedo en todos estos casos termina en parálisis, falta de acción, hacer demorar las cosas e intentar evitarlas...
LA EVITACIÓN
Detrás de esta inseguridad hay el miedo a mostrarnos como somos, a fallar, a equivocarnos, a cometer errores, a mostrar nuestra debilidad, a ser rechazados… Normalmente, cuando tenemos miedo, de forma inconsciente tendemos a evitar las situaciones que lo generan.
En el caso de la timidez, la respuesta que tenemos es evitar las situaciones sociales. Evitamos a la gente, evitamos, exponernos, evitamos hablar en público, evitamos ir a lugares concurridos. Nuestra autoexigencia y miedo son tan grandes que cada vez evitamos más cosas y nos sentimos más solos y aislados con la intención de buscar la seguridad y refugiarnos del miedo a no ser perfectos, la forma en la que creemos que seremos aceptados.
¿CÓMO SALIR DE ESTE BUCLE?
Hemos visto que este círculo vicioso de miedo, inseguridad, no aceptación, búsqueda de la perfección, del control y la autoexigencia nos llevan a una situación insostenible en la que no estamos bien ni con nosotros ni con los demás. Te presento algunos consejos para salir de este bucle:
1) Acéptate, valorate y sé tú mismo.
El primer paso para dejar de ser tan autoexigente es aceptarte y valorarte tal cual eres. Reconocer tu valía y las cosas buenas que tienes. No hay nada malo en ti ni tienes que aparentar nada distinto a lo que eres.
Ejercicio: Puedes coger una hoja y escribir: “Lo que me gusta de mi es...” Y empieza a escribir todo lo que se te ocurra. Puedes proponer a gente que te conozca que escriba qué valoran de ti. Cuando lo leas seguramente te sorprenderás y te ayudará a reconocer las cosas buenas que tienes.
2) Puedes mejorar, pero con cariño
No tienes que demostrar nada a los demás y no tienes que luchar ni autoexigirte por sistema en una lucha constante contigo mismo. Todo cambio real y placentero empieza por ser amable con uno mismo, escucharse y darse lo que uno siente con amor y reconocimiento. ¡Déja a un lado la autoexigencia exagerada!
Ejercicio: Piensa en algo que te gustaría conseguir en el ámbito de las relaciones con los demás. Escribe en una hoja: “Yo, (tu nombre) merezco conseguir (lo que te has propuesto) y me propongo conseguirlo con amor, amabilidad y comprensión hacia mi mismo”. Cuelga la hoja en un lugar visible en tu habitacióny repítete la frase a lo largo del día. ¿Verdad que con esa actitud de respeto y aceptación hacia ti, de cariño, de darte ánimos... te sientes con otra energía y el objetivo se ve más asequible? ¡Qué bien se siente sin tanta autoexigencia!
3) Muéstrate tal cual eres
Mostrar permanentemente una máscara que no corresponde con lo que somos, intentando demostrar que somos alguien que no somos... Tanta autoexigencia es agotadora. No hay nada como relajarse y explicar de forma natural lo que pensamos, sentimos, nuestras necesidades, ilusiones, deseos...
Ejercicio: Haz la prueba de dejar de actuar y ser tu mismo. Puedes empezar en un entorno seguro, en la familia, con tu pareja… Atrévete a decir cosas que antes te hubieras callado (siempre que no sean groseras o te comprometan) ¿Cómo te sientes, ¿más liberado porqué te has permitido expresar tu opinión? ¿Te sientes más tu mismo, más auténtico? Y la gente, como reacciona? ¿Quizás te sorprende que no te critiquen ni rechacen lo que dices y que simplemente lo acepten o te den a cambio su punto de vista? Compáralo con cómo te sientes cuando finges, aparentas ser alguien que no eres o te callas las cosas. ¿Qué prefieres?
4) Perfección, ¡no gracias!
Puedes equivocarte, no pasa nada. Es más, cuanto más te equivoques, más aprenderás y más progresarás. Todo el mundo se equivoca. ¿Cómo reaccionas cuando en una charla alguien se equivoca? ¿Cuando alguien se queda en blanco sin saber qué decir? Piensas que es normal y qeu no pasa nada, ¿verdad? Entonces, ¿Porque no te permites equivocarte? ¿Por qué le das tanta importancia al hecho de cometer errores cuando la gente no le da importancia o a veces incluso ni se entera? ¿Por qué tanta autoexigencia?
5) No demores buscando la seguridad, ¡actúa!
Hemos visto que estar seguro de las cosas es imposible. Está bien a veces pensar y analizar las situaciones antes de actuar pero cuando está búsqueda de seguridad implica una parálisis, demorar las cosas más de la cuenta, evitar ciertas situaciones… cuando ocurre esto estamos buscando una seguridad excesiva que nos limita. Ten en cuenta que la forma de ganar seguridad es precisamente actuando y adquirir confianza en nosotros mismos.
6) No evites
Ejercicio para los puntos 4, 5 y 6: Fíjate en algunas acciones en las que tengas que relacionarte con los demás y lo intentes evitar, donde demores la situación, o en las que te genere inquietud… Empieza por alguna situación que no te cause mucha ansiedad, donde te sientas relativamente seguro. Intenta por una primera vez no pensártelo tanto y exponerte. ¿Qué pasa? ¿Es tan dramático como te pensabas? ¿Puedes gestionarlo? ¿Has sobrevivido? 😉 ¿Puedes hacerlo en próximas ocasiones? Practicar te llevará a tener más confianza y a afrontar poco a poco retos más grandes.
7) Desmonta tus creencias limitantes
Hay una serie de creencias propias de los tímidos que tienen que ver con la sobreestimación de probabilidad, la atención y memoria selectiva, el catastrofismo, la personalización y la
autoexigencia. Hablo de ello en este artículo. Son creencias sesgadas, exageradas que nos hacen actuar bajo una presión y autoexigencia inecesarias. Repásalas y analiza si te identificas con ellas para cambiar tu punto de vista.
Deseo que este artículo haya sido de utilidad, Estoy convencido que si sigues estos pasos notarás cambios en tu vida. Es importante aceptarse y quitarse la presión de aparentar ser alguien que no somos, dejar tanta autoexigencia o buscar un perfeccionismo y una seguridad absoluta que nos hacen más bien que mal.
Me gustaría que este artículo llegara al máximo de personas para así ayudarlas a salir de la autoexigencia y el perfeccionismo. ¿Me ayudas compartiendo? ¡Gracias! 🙂
Foto de Kyle Glenn en Unsplash
Deja una respuesta