El miedo a mostrarse ante los demás es uno de los sentimientos más frecuentes en los tímidos y saberlo gestionar es muy importante para superar la inseguridad y miedo a la exposición social. En este artículo analizo posibles causas del miedo a mostrarse, las creencias que hay detrás, las limitaciones que suponen en nuestra vida y las formas de trascenderlo.
EL MIEDO ORIGINAL
El miedo a mostrarse que tenemos como adultos tiene el origen muchas ocasiones en una experiencia o una acumulación de experiencias durante nuestra niñez que nos llevaron a experimentar unas emociones, reaccionar a través de unos comportamientos que se transformaron en hábitos que generaron unas creencias que, a su vez, reforzaron dichos comportamientos.
En el caso concreto que nos ocupa, el miedo a mostrarse, podemos encontrar su origen en experiencias relacionadas con estas situaciones o bien en una mezcla de ellas:
1) No ser deseado. El hijo puede ser concebido sin ser deseado o sus padres pueden tener durante el embarazo reticencias por cuestiones económicas (el niño supondrá gastos), de libertad (no nos permitirá hacer ciertas cosas) o de otro índole. Todos estos sentimientos, emociones son absorbidos por el embrión / feto que siente que hay algo en él erróneo, que molesta, que no es bienvenido, que no es aceptado. Eso favorecerá seguramente que desarrolle el miedo a mostrarse tal cual es.
2) Sobreprotección. Muchos niños ven truncadas sus ganas de jugar, aprender y expresarse por la autoridad de los padres que, en un acto de sobreprotección, les imponen lo que tienen que hacer, pensar y decir en todo momento y desaprueban todo lo que vaya más allá de sus esquemas ignorando en muchos casos las propias necesidades y ritmos vitales de los hijos. Estas actitudes provocan que el niño interiorice que lo que expresa, piensa y siente no es correcto y que debe obedecer a los padres para recibir su aprobación. Despertará en el niño la desconfianza, la inseguridad de desarrollarse en el mundo por cuenta propia y el miedo a mostrarse ante los demás.
3) Experiencias traumáticas. Cualquier experiencia traumática vivida en casa, en la familia, en la escuela, con los amigos... puede ser origen del miedo a mostrarse ante los demás. Recibir castigos, burlas, bullying, maltratos, no respetar su forma de ser... puede generar en el niño o ya en el adulto la creencia que para estar seguro es mejor ocultar su forma de ser y no exponerse a los demás.
4) Factores energéticos. Más allá de las experiencias vividas, hay una serie de factores energéticos que pueden condicionar nuestro comportamiento y el miedo a mostrarse. Me refiero a los bloqueos y traumas emocionales, los acuerdos kármicos, las lealtades familiares, las energías negativas y a los espíritus.
LAS CREENCIAS QUE HAY DETRÁS DEL MIEDO A MOSTRARSE
Todos estos condicionantes, como hemos dicho, nos llevas a comportarnos de una forma determinada para ser felices o para sobrevivir y contribuyen a generar unas creencias sobre cómo somos y cómo debemos relacionarnos con los demás.
En el fondo, lo que hacemos es trasladar inconscientemente los aprendizajes, comportamientos y creencias que adquirimos cuando éramos pequeños a nuestras situaciones actuales. Algunas de las creencias de las personas que tienen miedo a mostrarse son (repito, fíjate que muchas son muy comunes en los niños):
- No está bien decir lo que pienso, siento y deseo
- Hay cosas de mi que tengo que ocultar o reprimir
- Hay algo en mi que no acepto y que tengo que ocultar a los demás
- Si los demás descubren cómo soy, me rechazarán. (hablo sobre el rechazo en este artículo)
- Si explico lo que pienso, siento o mis deseos, me juzgarán, rechazarán o se reirán de mi (hablo sobre el rechazo en este artículo)
- Expresarme es peligroso
- Exponerme es peligroso
- Si me expreso seré un estorbo para los demás
- Si callo, otorgo y hago las cosas como me dicen, seré aceptado
- No valgo porque no soy perfecto
- Si alcanzo la perfección valdré y seré aceptado (hablo sobre la autoexigencia y el perfeccionismo en los tímidos en este artículo)
- Las opiniones de los demás importan más que las mías
- No valgo
- Mi opinión no cuenta
- No soy importante y no importo a los demás
- No merezco expresar mis opiniones ni que me tengan en cuenta
- Soy culpable y por eso no merezco
- En dos artículos de mi blog hablo de otros pensamientos y creencias relacionados con la timidez en general y con el miedo a mostrarse en particular).
LOS COMPORTAMIENTOS DERIVADOS DEL MIEDO A MOSTRARSE
Todas estas creencias se reflejan en unos comportamientos que nos llevan a intentar no experimentar el miedo a mostrarse. Estos son algunos de ellos.
- Somos observadores. En las relaciones, nos gusta ser espectadores y no intervenir mucho. De hecho, más que gustarnos, mantenernos al margen evita que nos mostremos y que nos sintamos expuestos y vulnerables. Por parte de los demás, son frecuentes los comentarios como “estás muy callado ¿te pasa algo?”.
- No nos expresamos. No expresamos nuestros propios sentimientos, emociones, pensamientos, opiniones, ilusiones, pasiones… El motivo, el miedo a mostrarse.
- Nos inhibimos. Tenemos la tendencia a no llamar la atención, a ser prudentes para no exponernos, no mostrarnos, no molestar, no ser juzgados… Esto nos lleva a menudo a ser pasivos, a no expresarnos y a callarnos las cosas. Todo por pasar desapercibidos y no correr riesgos.
- Otorgamos. Como consecuencia del punto anterior, el miedo a mostrarse provoca, en muchas ocasiones que aceptemos con resignación o que demos por buenas cosas que no deseamos. No expresamos nuestra disconformidad por miedo a expresar nuestra opinión y eso genera frustración porque no hemos respectado nuestro sentir. Incluso en ocasiones llegamos a aceptar de forma pasiva situaciones de abuso porque las personas abusadoras son conscientes que nos cuesta mostrar nuestro malestar.
- Evitamos las situaciones sociales. Las situaciones sociales son entornos de exposición por excelencia. Nos mostramos ante mucha gente y si nos da miedo hacerlo, lo lógico es que tendamos, por seguridad, a evitar estas situaciones. En estas situaciones es cuando el miedo a mostrarse se hace más patente.
- Experimentamos, nervios y vergüenza… A pesar de intentar huir de situaciones de exposición, a veces es imposible evitarlo y en estos casos es cuando surgen todo tipo de inseguridades y miedos a expresar lo que sentimos. Lo tenemos interiorizado como una situación de peligro y nuestro cuerpo reacciona en consecuencia.
- Queremos evitar que se note que estamos nerviosos. A la propia inseguridad añadimos otro miedo: el miedo a que los demás se enteren que estamos nerviosos. Esto genera un plus de presión que hace que todavía estemos más tensos y que actuemos de una forma menos natural y fluida.
- Buscamos la perfección para ser aceptados. El miedo a mostrarse, a que los demás vean nuestros defectos, desemboca en el perfeccionismo. Pero como nunca nos sentimos lo suficientemente perfectos, seguimos teniendo miedo a mostrarnos a los demás. Siempre nuestro juez interno encuentra algo por lo que los demás nos pueden criticar, rechazar o burlarse de nosotros.
- Buscamos la soledad. Nos recluimos en nuestro mundo donde nos sentimos seguros pero a la vez nos sentimos frustrados por no relacionarnos tanto como quisiéramos con los demás.
- No nos sentimos aceptados y no nos aceptamos. El miedo a expresarse genera un dolor muy grande. Tememos el rechazo y la no aceptación y esto provoca en el fondo que renunciemos a una parte de nosotros para gustar a los demás. Y renunciar a nosotros es una de las actitudes más dolorosas que podemos tener.
- Nos sentimos frustrados. Nuestra creencia que no somos valiosos impide que podamos mostrar a los demás nuestros dones, habilidades, capacidades… En definitiva, nuestra aportación única, nuestra contribución al mundo.
- Provocamos la diferencia. Nuestra frustración por sentirnos diferentes, no aceptados, incomprendidos, nos lleva a veces a tomar esa diferencia como parte de nuestra identidad. Eso se refleja a menudo con aficiones, modas, ideas... no convencionales. Esto puede comportar un paso más en el proceso de aislamiento o bien puede significar un revulsivo para conectar con algo que nos hace sentir vivos y que queremos compartir con los demás.
CÓMO SUPERAR EL MIEDO A MOSTRARSE
Desde mi punto de vista hay cuatro formas para superar el miedo a mostrarse:
1) Liberarnos de los bloqueos energéticos. Cuando mediante el Método INTEGRA eliminamos los bloqueos y traumas emocionales, los acuerdos kármicos, las lealtades familiares, las energías negativas y los espíritus, nos liberamos de todos estos condicionantes que suponen un gran peso en nuestras vidas aunque no los percibimos de forma consciente. Nos sentimos más ligeros para empezar una nueva vida con más seguridad y aceptación hacia nosotros mismos y con más confianza para abrirnos a los demás, mostrarnos como somos y compartir nuestra valiosa forma de ser.
2) Cuestionar las creencias antiguas. A pesar de haber hecho el trabajo de liberación del punto 1, puede que las creencias antiguas nos impidan comportarnos y actuar de otra forma. Cuestionar esas creencias y entender que son exageraciones y visiones parciales de la realidad nos ayuda a desmontar viejos prejuicios que nos mantenían con ideas limitantes sobre lo que significa para nosotros mostrarse a los demás. Hablo de las creencias más comunes en las personas tímidas en este artículo.
3) Grabar creencias potenciadoras. Las experiencias y condicionantes energéticos nos han llevado a tener unas creencias muy arraigadas y a veces con la argumentación y viendo que no tienen sentido, nos cuesta deshacernos de ellas porque persisten en nuestro subconsciente. Por este motivo, con el Método INTEGRA podemos grabar creencias más alineadas con el objetivo de mostrarse a los demás con seguridad. Así creamos nuevas conexiones neuronales que instauran el cambio que deseamos y que se reforzarán si tomamos acción y nos exponemos a situaciones que implican mostrarse a los demás.
4) Exponernos. Para consolidar el cambio es necesario que nos expongamos a situaciones sociales donde debamos mostrarnos como somos y exponernos públicamente. Con los bloqueos energéticos liberados y con las nuevas creencias grabadas nos será mucho más fácil responder de otra forma y nos veremos mucho más capacitados para mostrarnos a los demás con seguridad, confianza y naturalidad.
Foto de Alexandru Zdrobău en Unsplash
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